La inclusión de los temas de género en la agenda periodística nacional es uno de los mayores retos que tienen los medios de comunicación en Colombia y los periodistas que trabajan en ellos. Con este propósito en mente, Consejo de Redacción (CdR), con el apoyo de Suecia y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), llevó a cabo una iniciativa de capacitación y sensibilización dirigida a periodistas y editores de medios colombianos, con el fin de ofrecer formación y acompañamiento para elaborar historias periodísticas innovadoras con enfoque de género.
En este proyecto participaron periodistas provenientes de varias regiones de Colombia y diez editores expertos que guiaron la producción de sus historias. Para llegar a esta producción se hicieron dos jornadas de trabajo en las que expertas en temas de género guiaron la formación de los periodistas y editores, además, dieron su visto bueno y consejos para que echaran a andar una docena de investigaciones.
Las temas propuestos involucraron técnicas de investigación periodística que permitieron la ampliación de la agenda y la reflexión sobre la importancia que tiene está perspectiva en los medios de comunicación, así como su impacto en el debate ciudadano.
El resultado final de este proceso es la publicación de doce historias únicas que muestran la diversidad del país y de su gente. Estos reportajes narran, a través de distintos formatos periodísticos, la realidad de las mujeres y hombres que han sufrido pero que también han superado difíciles pruebas desde la perspectiva de género. Una de estas investigaciones cuenta la historia del machismo dentro de las Farc y como un grupo de excombatientes luchó para abrir espacios de poder a las mujeres guerrilleras, mostrando otra realidad del proceso de paz.
Otras hacen un reconocimiento a la memoria a través de las consecuencias que mujeres y hombres han sufrido por el conflicto armado, el papel de mujeres líderes de procesos sociales y comunitarios que han transformado sus comunidades. Finalmente encontrarán también la diversidad en las historias de mujeres de las comunidades indígenas y la importancia de sus prácticas ancestrales dentro del país, así como de mínorías en situaciones de vulneración de sus derechos y las miradas de hombres y mujeres transgénero.
Estos trabajos periodísticos muestran que es posible contar historias que representan a hombres y mujeres sin estereotipos con un lenguaje transformador para dejar atrás prejuicios que pueden generar discriminación e inequidad. Esta es una invitación para leer contenidos de alta calidad periodística, perfilados desde ángulos novedosos y con una perspectiva de género en la sociedad.
La lucha de las mujeres de las Farc por ocupar puestos de poder en la organización, no solo ha sido contra un machismo generalizado, sino contra el machismo que llevan dentro.
La aerolínea Iberia fue multada hace un mes por su política laboral para verificar si sus empleadas están embarazadas. Estas prácticas, consideradas discriminatorias, también ocurren en Colombia pero no existe una ley que penalice las empresas que obligan a realizarse exámenes de embarazo en las pruebas médicas de ingreso.
Ángela Tovar y Cristina Quintero abrigan con su oficio a quienes sufrieron los abusos sexuales de los grupos armados en el valle del Cauca. Las apoyan para que no sientan culpa, para que quieran su cuerpo. Historias de reparación.
Si bien la Ley de Amnistía se aplica por igual a hombres y mujeres, no fue pensada desde el enfoque de género, razón por la cual las madres exguerrilleras privadas de la libertad y sus hijos pequeños, sufren las consecuencias.
Paso a paso y sin hacer mucha bulla, las mujeres del puerto han creado una red de confianza para desenterrar las violencias que pasan inadvertidas a los ojos de las autoridades.
Esta es la lucha interior de una madre para sobreponerse a la tragedia que significó perder a sus dos hijos, reclutados a la fuerza por las Farc. También es la historia de cómo superó la vergüenza y el dolor para convertirse en una líder social que hoy defiende la paz como su bien más preciado.
“En Colombia hay epidemia de cesáreas”, señaló el Ministro de Salud, Alejandro Gaviria, hace pocos días en su blog. Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, Colombia es uno de los países donde más aumentó esta práctica en la última década.
En un espacio machista y en donde predominan los varones, las mujeres que forjaron la Organización Femenina Popular, OFP, se ganaron un sitio de privilegio en el que se dialoga y discute con ellas con respeto y admirando sus acciones. Es el mejor ejemplo de una agrupación feminista que no solo es femenina.
El conflicto armado y social colombiano dejó como saldo muertos inocentes y desplazados. En su mayoría, mujeres. Pero además instaló el miedo en las víctimas directas o compañeras de líderes sociales y sindicalistas, que fueron hostigadas por parte de grupos paramilitares en la Universidad de Córdoba.
En la Zona Veredal Transitoria de La Carmelita, en Puerto Asís, Putumayo, viven 378 guerrilleros del Bloque Sur de las Farc. 246 son hombres y 132, mujeres. Zoraya, Adela y Angi hacen parte de ese 35% de excombatientes mujeres. Sus historias nos muestran esa espiral de violencia y olvido que ha padecido por décadas el sur del país.
El mundo está dividido entre hombres y mujeres, un sistema binario implacable contra toda expresión distinta a lo "normal" que implica que todo lo que se ubica por fuera está mal. Se trata de un sistema que oprime a través de las religiones, culturas, patriarcados y que induce a la violencia, exclusión y, en ocasiones, la muerte contra toda identidad andrógina, sin identificación.
Esta es la historia de varias mujeres indígenas que viven en el norte de Antioquia, cuyas vidas se entrelazan y hacen visible la tensión que existe entre sus deseos de superación personal y la necesidad de conservar sus tradiciones ancestrales. Como telón de fondo el machismo silencioso de sus compañeros y el olvido 'ancestral' del Estado colombiano.